Pablo: un Erasmus en Bolonia, Italia
Me giraré si me llamas Pablo. Tengo 21 años, soy de Alicante y ahora andopor Bolonia. Estudio periodismo y a finales de este año seré periodista. Un pequeño escáner: viajar, reír y no estar quieto.
Así empieza Pablo a hablarnos de sus inicios como Erasmus en Bolonia. Podéis seguir sus aventuras a través de su canal de Youtube Pegameunviaje , ¡Os encantará!
Háblanos un poco del Pablo que decidió marcharse de Erasmus: ¿cómo eras antes? ¿crees que has cambiado en algo durante este primer mes de Erasmus?
Llegó el segundo cuatrimestre de la universidad y muchos de mis compañeros se volvían locos al saber que les habían dado la beca erasmus. Yo me moría de la envidia, iban a pasar un año estudiando fuera mientras yo me quedaba aquí un año más. El siguiente curso no se me pasó, ni siquiera me lo planteé. No tenía claro dónde quería irme, pero tenía muy claro que quería irme.
Busqué un destino de habla inglesa pero mi facultad no tenía convenios. Fue entonces cuando pensé en Italia, donde, al mismo tiempo que iba a practicar italiano con los italianos, practicaría inglés con mi circulo de amigo erasmus.
De momento soy igual que el Pablo que vino aquí hace un mes, aunque friego mucho más a menudo y manejo los fuegos al llegar de la universidad.
¿Por qué irse de Erasmus?
Pienso que irse de Erasmus es una experiencia única. Ya no es sólo pasar un año fuera, que desde luego es una oportunidad fantástica, sino el pasarlo con gente de todo el mundo. Aquí todos tenemos amigos de otros países y eso te nutre culturalmente de una forma brutal. Aunque eso sí, los españoles somos únicos. Por lo que lo más seguro es que te juntes mucho con la gente de tu país.
¿Por qué escogiste ir a Bolonia?
Escogí Bolonia después de hablar con los chicos de mi universidad que estaban pasando el año aquí. También porque el coordinador de mi carrera me dijo que en esta universidad tenían un plan de estudios bastante similar al nuestro. Internet, por supuesto, hizo su tarea. Y es que si googleas “Erasmus Bolonia” sólo vas a leer maravillas.
¿Cuáles fueron tus primeros pasos tras saber que te daban la beca?
Nada más darme la beca estuve mirando cómo era la vida por aquí, el tiempo y las típicas cosas que te apetece curiosear en un primer momento. Luego busqué un grupo en Facebook donde aparecíamos todos los españoles que íbamos a irnos a Bolonia en el próximo curso. De ahí acabé en un grupo de Whatsapp y finalmente conocí a los que ahora son mis compañeros de piso. Sí, me he saltado la complicada parte de buscar piso. Pero es que eso fue un trabajo duro de Elena, una de mis compañeras.
¿Qué es lo más duro de irse a vivir fuera? ¿Y lo mejor?
Lo más duro es no ver a los tuyos, tengo tres sobrinos guapísimos a los que me encantaría poder comerme todos los días. Luego están mis padres y mis hermanas, en especial Mónica, a la que le crece la barriga un poco cada día. Y Priscila, a la que molaría morderle el moflete de vez en cuando. Con los amigos apetece mucho echarse unas risas, pero, para qué vamos a engañarnos, aún no he tenido tiempo para echarles de menos (os quiero).
Cuéntanos tus primeras impresiones acerca de tu nueva universidad.
Los primeros días era un poco caótico. Había cogido asignaturas de una carrera que este año se ha dejado de impartir. Luego hablé con la coordinadora, me tranquilizó y me ayudó un montón. Hice caso a sus consejos y cogí las asignaturas que me recomendó, muchas de ellas de un máster.
Adaptándote a tu vida Erasmus: ¿Cómo te mueves por la ciudad?
Bolonia no es una ciudad muy grande, al menos el centro, por lo que si vives dentro de las murallas puedes ir andando a cualquier parte en menos de 20 minutos. Luego está la bici, que la usa muchísima gente por aquí. Si vas a tomarte una cerveza a la plaza por la noche tendrás la oportunidad de comprar una por unos veinte euros. Eso sí, no pagues más, pues en apenas un mes volverás a a ver tu bici en venta. El bus viene perfecto para los planes fuera de las murallas. Además, si haces la picaresca, puedes ahorrarte unos cuantos billetes.
¿Has descubierto ya lugares con encanto de esos que no salen en las guías de viaje? ¡cuéntanos!
El lugar de encuentro por excelencia aquí es Piazza Verdi. Allí todo el mundo está sentado en el suelo bebiendo cerveza, tocando la guitarra y de buen rollo. También hay otras plazas con menos afluencia, como es Santo Stefano o San Francisco, donde la gran parte de la gente que se junta suele ser italiana. El helado de nociolla de Due Torri no se lo puede perder uno. Y si aún quedan fuerzas es muy recomendable subir San Luca, desde donde se ve todo Bolonia. Unas vistas increíbles.
Un consejo para los indecisos…
Yo no me lo pensaba más, por aquí se está de lujo. Todo el día de buen rollo, viajas, conoces muchísima gente y aprendes un idioma. En todo el mes no le saco ni un pero al Erasmus. Cuando la solicitud de la beca está en proceso te planteas todo lo que vas a tener que dejar en tu ciudad, que seguramente no es poco. Pero es que lo más seguro es que cuando vuelvas todo, o casi todo, siga igual. Todo lo que tenga que estar, seguirá estando. Y tú habrás pasado un año en grande lleno de aventuras.
Una anécdota divertida del inicio de esta aventura…
Anécdotas muchas, sobre todo con el idioma. Imaginadme hablando con el fontanero por teléfono en italiano durante mi primera semana. Luego recuerdo que le pregunté a una australiana cómo estaba y me respondió que estaba ‘bellísima’. Ella me devolvió la pregunta y, para seguir la broma, le contesté ‘bellísimo’. Se echó a reír y no entendí nada. A la semana, Antonio, que también se había reído, me confesó que lo que dijo fue ‘bennísima’.