Qué dos semanas nos esperan!
Se acerca el final del primer cuatrimestre y eso quiere decir que llegan las evaluaciones y por lo tanto, toca currar un poco. Ya os contaba que algunos lo tienen peor que otros, pero el que más o el que menos tiene que demostrar un mínimo de conocimientos para aprobar las asignaturas y ahora es el momento.
Las palabras claves han ido cambiando poco a poco. Ahora en nuestras conversaciones, lo más repetido no es: ¿Dónde se sale hoy? ¡Qué resaca! ¿Una cerveza? ¡Hoy vamos a quemar Fogas!
Todo eso ha dado paso a: Mañana tengo examen y me van a crujir; tengo que hacer dos ensayos y encima con presentación. Que no es por quejarnos, pero este guantazo que nos ha dado la realidad después de 3 meses viviendo la vida ha sido muy duro.
Y por muy bien que te vaya, por muy poco que exijan los profesores, estudiar en inglés es un handicap bastante duro. En el caso de los exámenes, tienes que memorizar y comprender textos en inglés, que para explicárselo a un amigo puede valer pero para contestar las preguntas que te haga el profesor es otra cosa. Pero yo sé que con la capacidad de invención, la bondad de algún profesor y el esfuerzo que están haciendo muchos, va a ir bien. Vaya, que si hemos sobrevivido a los viernes después de pasar una noche de barra libre en Morrison´s esto está chupado.
Por otro lado tenemos los ensayos. Los “essay”, o una forma de llamar a una especie de un comentario crítico sobre algún tema. Muchos los odian porque tienes que darles vueltas al coco y expresar sus propias ideas, a otros les encantan por que con la cara que tienen no les resulta nada complicado. Pero tanto los unos como los otros, tienen en común el antes y después de la traducción. Es decir, te vienes arriba, empiezas a filosofar, haces un ensayo que bien podría aplaudirlo Platón, pero ahora vas, lo traduces al inglés y si con suerte el profesor lo entiende, parece que esté escrito por un niño de 10 años. Porque una cosa es saber inglés y otra cosa transmitir ideas complejas en otro idioma que no es el propio.
Lo mismo ocurre con los trabajos, que después de pegarte la paliza, escribir tus 10 o 15 páginas, piensas: Qué bien! He terminado. Y luego piensas de nuevo: ¡No! No he terminado, que el profesor es muy buena gente pero de español no tiene ni papa, así que toca traducirlo. Es cierto que hay algunos valientes que lo hacen directamente en inglés, un aplauso para ellos pero yo no tengo c… capacidad.
Un punto y aparte merecen las presentaciones. Ya resulta incómodo ponerte delante de tus compañeros a defender un trabajo que ni siquiera sabes si está bien. Pero al menos, por muy mal que te sientas, el idioma lo dominas. Ahora piensa en toda esa situación de estrés que rodea a las presentaciones y a eso le añades hacerla en inglés. ¡Mal! ¿no? Pues añádele también, hacerla después del alemán de turno, que habla mejor inglés que el propio Shakespeare. Entonces ya te quieres morir. Pero vaya, que más se perdió en la guerra, así que ¡pa´lante!
Así está la cosa ahora mismo, todo el mundo con la cabeza metida en los libros. Hasta los que no son creyentes rezando a San Esteban y los bares echándonos de menos.
Ánimo a todos los erasmus de Budapest y el resto de Europa, que esto no será así por mucho tiempo.Y entonces volveremos y con más ganas.
Pd: yo mismo no he podido extenderme mucho en este post porque tengo cosas que hacer, no una barbaridad, pero algo sí.