Salut, les pompiers?
En días como hoy, en los que la semana ha pasado entre fiestas y tardes bajo el sol en el césped, me paro a pensar y me digo: ¿Qué es lo que me hubiera gustado a mí, como futura erasmus inexperta, que alguien me explicara? Y me vienen tantas cosas a la cabeza que ni siquiera sabría por dónde empezar. Pero bueno, hechos recientes que, gracias a la Doncella, no los he sufrido en mis carnes, os hablaré de la sanidad «pública» en Francia.
Tampoco es que yo sea una erudita en el tema, porque sinceramente, tengo la suerte de que no me ha pasado nada tan grave como para haber tenido que ir al médico, pero tengo amigos a los que sí y os hablaré un poco de la experiencia y de lo que he conseguido sacar en claro de ellos.
Lo primero que os recomiendan-obligan hacer antes de firmar los papeles del Erasmus (o al menos en la UMA) es sacarte la tarjeta sanitaria europea. No hagáis como yo, almas de cántaro que lo dejé todo para el último momento y casi me tengo que venir sin ella y hacerlo con tiempo. Si ya habéis pedido con anterioridad la tarjeta y sólo tenéis que renovarla, podéis hacerlo por Internet y es comodísimo ( por aquí, chèris). Para los que, como yo, han viajado antes sin tenerla o simplemente nunca han tenido necesidad de sacársela, os tocará mover vuestro culillo saleroso a vuestro centro de seguridad social más cercano y sacároslo. Si no recuerdo mal, a mí me tocó ir un par de veces. Tenéis que rellenar unos papelajos y tienen que estar firmados por la persona con la que estéis incluidos en la seguridad social. También todo dependerá de si quien os atiende es majete y pone de su parte o no lo es y os manda a casa por una tontería. Cruzad los dedos e id con vuestra mejor disposición y sonrisa.
Una vez eso listo, venid sin miedo pero con mucho cuidado al país galo. Se supone que con esa tarjeta está cubierto cualquier cosa que te ocurra en el extrajero, ¿no? Bueno… sí y no. Ahí, todo en uno. Si te ocurre algo grave, si tienes que ir al médico o cualquier historia, tú tienes que pagar lo que te quieran cobrar que dependerá del sitio, la gravedad, tal y pascual. Se supone que luego con esa factura en España pides que te devuelvan el importe y, aún así, nunca es el 100%. Si te pilla con dinero en la cuenta, pues muy bien… pero si eres un recién llegado, sin la beca aún y con lo justito para sobrevivir tu erasmus a base de trasladarte andando, comer pasta todos los días y las cervecillas de rigor de 39 céntimos… pues vais a acordaros de toda la familia del señor doctor (que él poca culpa tiene).
Así que mis consejillos:
1º Como decía mi abuelillo: «Haced lo que queráis, pero siempre con talento». Pasaoslo bien, quemar las noches, pero siempre con cabeza.
2º Si en el Docteur os hacen firmar cualquier papel, primero leedlo MUY BIEN y preguntad lo que no entendáis. Decid que en ese momento no tenéis pasta antes de desembolsar los eurillos.
3º Avisad a vuestros amigos de que, a no ser de que se os esté saliendo un hueso por la piel, que no se les ocurra llamar a los Pompiers.
4º Disfrutad, que Erasmus sólo hay una y pasa demasiado rápido.
Hoy estoy nostálgica porque apenas me queda un mes aquí. Y la semana que viene cojo y me voy sinmaletas a Madrid a la feria del libro. ¡Qué ganas!
Lauraaa!! Buena descripcion!! Aunque ya me lo podias haber dicho en el momento en que decidí ir al medico… dos minutos de visita y 22 euros!! Pero bueno si un dia, como yo, te levantas con los dos ojos morados y pensando… y yo que hice anoche???… esos 22 euros merecen la pena… la tranquilidad de saber que estas bien…