Desde Polonia con Amor <3
Si alguna clara ventaja tiene pasar una Erasmus en Francia es la cantidad de semanas de vacaciones que, sin comerlo ni beberlo, aparecen por arte de magia en el calendario escolar. La semana pasada fue justamente una de ellas por lo que, unos amigos y yo decidimos, ni cortos ni perezosos, coger nuestras maletas y lanzarnos a recorrer Polonia.
Si tuviera que hacer un recuento rápido de lo que fue esa semana tendría que incluir cosas como: risas, arrebatos nocturnos, trenes interminables, modelos polacas, ausencias de Dareks y cosmopavos (aka slotys) la mar de económicos. Pero como aquí no estamos para andarnos por las ramas, voy a contaros y, sobre todo, MOSTRAROS, lo que fue esa semana. Para los que penséis en veniros a Nancy, primero os tengo que advertir que en cuestiones de conectividad, esto está en el culo del mundo, por lo que nuestro viaje comenzó con unas buenas 3 horitas en bus hasta el aeropuerto de Bruselas. (¡Olé nosotros!)
WROCLAW
Después de esas interminables horas en bus, avión y más bus, conseguimos llegar a nuestro hostel en Wroclaw y nos fuimos a pasar frío ver la ciudad en plena noche. Mila ya me dijo que la llamaban la Venecia del Norte de Polonia, y digo yo que sería por los puentes. La verdad es que fue una ciudad muy muy bonita, llena de Iglesias y Patos. Y es que otra cosa no, pero religiosos los polacos son un rato. Una cosa que me encantó de Wroclaw fue que está llena de enanitos. Sí, como lo leéis. E-NA-NI-TOS. Os lo podréis encontrar en mitad de la calle, con formas y profesiones muy diferentes. Una auténtica monada.
Por si a alguno le apetece una escapadita a Wroclaw os aconsejo el Hostel Piast. Barato, cerca de la estación de tren y a unos 10-15 min andando del centro.
CRACOVIA
Esto ya fue harina de otro costal. Mucho más ciudad, más grande, más impresionante y con muchas más cosas que ver y hacer. Al igual que Wroclaw y Varsovia, el centro parecía un cuento con todos esos edificios de colorines. Un 10 para Polonia en ese aspecto, pero sin duda lo que más me impactó de todo este viaje fue Auschwitz. Fuimos allí de excursión y salí bastante tocada de todo aquello. Es tal la magnitud de lo que ves, de lo que aún queda, de lo que fue y de todo lo que ese campo de concentración representa que es difícil no sobrecogerse con todo aquello. Nuestro guía, todo un profesional, no escatimó en detalles escabrosos que a más de uno le harían echar hasta la primera papilla. Es una visita obligada. Ya sabemos lo que dicen: «El hombre que olvida su historia está condenado a repetirla».
Aquí os recomiendo el Hostel Atlantis.
VARSOVIA
Ya por finla última parada de esta semana caótica y genialosa. A pesar de lo que «amablemente» nos dijo una amiga nuestra, Varsovia no es fea para NADA. Muy al contrario. El sábado quedé con Mila y se portó como una anfitriona maravillosa. Ella y su amiga Fani se ofrecieron a hacerme una visita rápida y guiada por la ciudad (visita que sin ellas no hubiera hecho T_T). La historia de Warsawa, la sirena hermana de la de Copenague, los monumentos a la resistencia… TO-DO. Con bastante paciencia por mi inmenente muerte por hipotermia y mi falta de sueño, me enseñaron Casco Antiguo y Cafés a los que me quedé con muchas ganas de ir. El Casco Antiguo es una preciosidad y las partes del gheto son sobrecogedoras. Es alucinante ver cómo han reconstruido una ciudad completamente devastada en tan pocos años. Polonia espira tristeza, pero también unas grandes ansias de superación y necesidad de salir adelante.
Aquí apostad por el Hostel Oki Doki, las literares son kilométricas, pero el ambiente es una pasada.