Unos días en Madrid
Dejar Cluj, después de un mes de relación, no es tarea fácil.
El amor, cuando es por un lugar, también duele. Irme a más de 3000 kilómetros de Transilvania ha sido una experiencia agridulce. Mientras subía al avión revisaba las fotos de mi cámara, los vídeos, los recortes pegados en mi cuaderno… ¡No me había ido y ya la estaba echando de menos!
En apenas un mes Cluj se ha convertido en mi segunda casa. Será que aún soy un poco nómada, un poco primitiva, pero lo cierto es que ya me siento un poquito de allí. Y cuando alguien me pregunta, y digo que soy madrileña, me sabe a poco. Me gusta añadir la coletilla «pero vivo en Cluj«, como si diciendo eso visibilizase un poco mi micro-identidad rumana. Ay, ¡si la doble nacionalidad Rumanía-España estuviese permitida…!
Para que os hagáis una idea, os hago una lista de algunas cosas que estoy echando de menos de Cluj en esta semana:
COMIDA Y BEBIDA
¿Dónde me prepararán una buena ciorba (sopa) con nata y un montón de legumbres? ¿Y sarmale (rollitos de arroz y carne envueltos en col hervida)? ¿Y mamaliga cu brânza (polenta con queso feta)? ¿Y los churros de pan frito con sal? ¿Y las pizzas enormes por menos de 3€? ¿Dónde tomaré una cerveza Ursus o una Timisoreana?…
LAS DISTANCIAS
Tardar cuarenta minutos en llegar a cualquier sitio es horrible. Yo, que de toda la vida había sido «gata» y fan del centro de la capital, ahora reniego de la dimensión de Madrid y de lo que cuesta subir hasta Malasaña o Sol. En Cluj siempre tardo unos veinte minutos (andando) en llegar al centro ,y si tengo prisa, cojo un taxi por menos de 2€ y estoy allí en cinco. El cambio de ritmo también es dañino. En Rumanía se pasea (o esquía, como veréis en el video) y en Madrid se corre (y se asfixia una con la polución).
LA GENTE
Echo de menos estar en un bar y sentirme libre de hablar con cualquiera. En Cluj la gente se relaciona de una forma mucho más abierta. La población rumana siempre estará encantada de que te sientes en su mesa u os toméis una cerveza juntos mientras habláis de diferencias culturales, playas, idiomas y castillos. Al llegar a Madrid siento más que nunca lo cerrados que son los grupos sociales. ¿Cómo se hacen amigos nuevos en Madrid (que no sean amigos de amigos)? ¿Es posible? ¿Acaso factible? Teniendo en cuenta lo que se tarda en llegar al centro y lo agobiados que estamos todos, quizá se entienda que no queramos conocer a más personas y que nuestra vida social se reduzca a los dedos de una mano.
LOS PRECIOS
Salir de fiesta en Cluj, y la hostelería en general, es super barato. Dependiendo de los sitios, claro está, los precios son los siguientes:
Cerveza (medio litro): 0,90€- 1,60€
Copa: 1,40€ – 3,50€
Café: 0,80€ – 2,90€ (cuando tiene topping, nata o alguna cosilla de esas). ¡Y hasta 5€ en Starbucks!
Menú del día: 2,50€ – 5€
Tabaco (paquete): rondan los 2€ y 3€
Así, por mucho que bebas, nunca te gastarás 40€ en una noche de fiesta.
LOS BARES
En los que se puede fumar y donde no hay que cerrar a determinada hora por ley, sino cuando los camareros decidan que quieren irse a casa (a las 6 ó a las 9, quién sabe).
LOS IDIOMAS Y EL INTERCAMBIO CULTURAL
Hablar en tres idiomas (vale, en dos…) ha terminado siendo divertido. Me gusta pensar en inglés. No sé, siento que mi mente está más ágil. Además, estar con personas de diferentes partes del globo es siempre interesante. Nunca queda sitio para el aburrimiento, pues hay mil temas que no tenéis en común y que os descubrís los unos a los otros entre café y café, o plato y plato. De esta forma, he descubierto la existencia de lugares tan increíbles como Cristiania.
Comprendo que, tras leer esto, os pique un poco el gusanillo de visitar Cluj-Napoca. Por ello he decidido colgar un video que os empuje definitivamente a descubrir esta maravillosa ciudad.
¡Venid sinmaletas a una de las ciudades más animadas de Europa!
Yo el domingo me vuelvo y os seguiré escribiendo desde allí.
No olvidéis seguir el Twitter de #erasmussinmaletas.