Napoles: La ciudad que me sorprendió
Muchos dicen que es la ciudad de la mafia, otros que se caracteriza por los montones de basura que aparecen por sus calles pero queríamos descubrirlo por nosotros mismos. La “Chupipandi” viajó a Napoli con sus maletas a cuestas.
Comenzamos el viaje de buena mañana con un pequeño contratiempo, ya que la señora de la empresa de autocares había decidido obviar el dato de que el autobús no se cogía en Teramo, por lo que sin más remedio tuvimos que esperar al de la tarde.
Ya por la noche llegamos a Nápoles y nos introducimos en sus callejuelas repletas de altares, tendederos y otros objetos curiosos que nos llamaban la atención. Llegaba la hora de salir de fiesta y nos encontramos con algunos erasmus de la zona que nos recomendaron el local “Infierno” para disfrutar de unos buenos bailes.
Comenzaba un nuevo día, y se sumaban al grupo tres amigas erasmus. Todos reunidos, fuimos a visitar la ciudad pero sobre todo a disfrutar de su encanto. Puede parecer una ciudad sucia y peligrosa, pero creo que está demasiado infravalorada. Perderse por sus calles y disfrutar de sus mercados es algo que sin duda recordare.
El domingo decidimos visitar Pompeya, y aunque todas las previsiones eran buenas no me acabo de convencer. A pesar de que sin duda alguna, es algo que tienes que ver en la vida, creo que el recorrido en ocasiones se hace aburrido.
Nuestro último día en Nápoles lo dedicamos a visitar el puerto y el Castillo del Uovo, donde nos encontramos con la premiere de una película italiana.
Os recomiendo totalmente una visita a esta ciudad del sur de Italia, realmente vale la pena vivir la experiencia. Por ahora yo me despido, con muchas ganas de coger el viernes el avión que me llevará a Brasil, aunque todo esto os lo contare en siguientes posts.
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