La primera semana pasará…
Hoy me he decido a abriros un poco mi corazoncito de Erasmus a punto de marcharse una semana a Polonia (sí, este post lo está escribiendo mi «yo» del pasado sábado 26) mientras algunos de mis amigos aprovechan para volver a España y mi alma está dividida entre envidiarles a muerte o sonreírles con un poco de saca autosuficiencia porque… ¡eh! ¡QUE ESTOY ME VOY A POLONIA!
Recuerdo que una de las cosas que más terror me daba era el «qué me encontraré allí». Porque sí, lo preparáis todo, habláis con los coordinadores extranjeros, recibís información de la universidad de destino pero… sinceramente, para mí todo era un poco como el que tiene un tío en Granada, que ni tiene tío ni tiene nada. Yo os voy a hablar de mi primera semana-mes de Erasmus, la más difícil para todo el mundo con diferencia. Voy a intentar echar por tierra esos falsos mitos y, ¿por qué no? intentar tranquilizar un poco vuestras almas.
Hace unas semanas ya os hablé de mi, llamémosle «accidentada» llegada a Nancy una historia de la que ahora nos reímos cada vez que podemos junto a una jarrita de cerveza (y es que historias como esas vais a tener a puñados durante vuestros meses de Erasmus), pero ahora me centraré un poco más en lo que a mí me gusta llamar cariñosamente… EL MES DE LA MUERTE.
Poneros en situación conmigo, ¿vale?. Llegáis a un país extraño cual ch’tis corriente y moliente y con la mirada Erasmus perpetua en vuestro rostro. Sí, perfeccionaréis esos ojos nublados mirando al cielo dando a entender a vuestro interlocutor que no tenéis ni idea de lo que os dicen… ES MUY ÚTIL, incluso cuando ya dominéis el idioma. JAMÁS subestiméis la mirada Erasmus. Total, que ese primer trimestre tendréis que lidiar con problemas en vuestra solicitud en la residencia/piso, problemas con los horarios de las asignaturas que elegísteis en España al tuntún, modificaciones de la fiche pedagogique, ese miedo inicial a «¿conoceré a alguien? ¿caeré bien?» y el PAPELEO. Oh… bendito papeleo. Hablo desde mi experiencia francesa, no sé en el resto de destinos, pero lo que sí os digo es que a los franceses les gusta más el papeleo que los croissants y su Torre Eiffel juntos.
¿Una de las grandes ventajas de venirte a Francia a estudiar? Existe una cosa venida del cielo llamada beca CAF para estudiantes. Sí, el gobierno sólo por estudiar aquí os DA DINERO para vivir. A TODOS. Da igual la condición económica en la que vengas (que eso será otro punto interesante a tratar en otro post), la CAF le corresponde a todo el mundo. Y os darán más dinero en función de lo que paguéis. Por ejemplo, yo tengo mi cajita de zapatos la mar de mona, al lado de la universidad, con un ambiente en la resi estupendo y céntrica por… 100€ al mes. Sí, 100€. ¿Quién más paga eso?
Así que Francia 1 – Resto de países 0. Eso sí… Francia es bastante cara, sobre todo en cuestión de comida y ropa. Cuando hablo con gente y me dicen lo que les cuesta «vivir» en Grecia o Rumanía, por ejemplo, me entran dolores. Pero bueno, no se puede tener todo en esta vida no? Eso sí, a tranquilos a los franceses no les gana nadie… y su forma de conducir… ¡OMG! Como Woody Allen, yo también cada vez que salgo a la calle tengo la sensación de que voy a morir atropellada cruzando un paso de peatones ¬¬
Pero estas cositas minúsculas no son más que cambios a los que vuestro cuerpo se habrá acostumbrado antes de que os hayáis dado cuenta. Como el frío.
No tengáis ningún miedo vayáis a donde vayáis. Todo lo que os encontréis allí será infinitamente mejor que cualquier cosa que os hayáis imaginado. Y ahora, el momento de humor… os dejo un vídeo de cómo me sentí yo ese primer mes en el que, a pesar de mi francés, no me enteraba de nada de lo que me decían.