Aprender a viajar
Quizás la mejor comparación para describirlo sea imaginar cómo se sentiría un niño al aprender a andar. Bueno quizás no tanto, pero sí que es verdad que un Erasmus puede ser un momento para aprender a andar por sí mismo y viajar.
Para alguien como yo, que prácticamente no había salido del territorio español hasta que llegó a Rumanía, puede que sí sea algo parecido a aprender a caminar. Intento no sonar típico, pero si es cierto que visitar no solo otras ciudades, sino empaparte de sus culturas te hace aprender y crecer bastante como persona. Y no, no hablo del típico viaje de pulsera todo incluido (ojo, que no lo desprestigio) hablo del viaje de un estudiante que quiere ver mundo y sobrevivir con el dinero que te proporciona una beca; eso mezclado con la “tontería” o “locura” (llamadlo como queráis) que te entra durante una movilidad. Esto se traduce en viajes improvisados el día antes de partir, rebuscando la opción más barata, sin importar comodidad o a veces ni salud.
Y cuando te montas en ese tren, autobús, avión, barco, burra o lo que quiera que hayas encontrado por “cuatro perras” como aquel que dice, ni te paras a pensarlo. Simplemente disfrutas, vives y grabas a fuego todo y cada uno de los momentos que quedarán en tu memoria. Y en realidad es algo extraño, porque una minúsculqa parte de ti, en lo mas hondo de tu ser es consciente de que esto, o lo vives ahora o morirás sin conocerlo. Y que, aun viéndola muy muy lejos, la fecha de caducidad de tu Erasmus se aproxima.
Y retomando, después de este desvío emocional, el tema principal. Otra de las ventajas de estos “viajes express” es la confianza que te creas tú mismo sin percatarte al verte en un lugar nuevo, con personas que conociste
el mes anterior, sin ni siquiera saber parlotear ni una palabra del idioma local. Esto te inyecta una dosis de independencia muy útil para lo que te pueda deparar el futuro, o por lo menos esto siento yo.
Sí, te confirmo que es el típico post que te invita a viajar y a aprender de lo grande, a la vez tan pequeño, que puede ser el mundo. Pero, siendo para mí todo algo nuevo, te invito a que lo experimentes. Te aseguro que acabarás sonando tan “Mrs Wonderfull” como yo ahora mismo o incluso más.