IRSE PARA ENCONTRARSE
¡Felices fiestas! Entramos en la recta final del año, el periodo donde todos disfrutamos en familia, el periodo de los detalles, de las muestras de cariño, donde los mensajes que reflejan amistades y lazos más profundos se intercambian con una frecuencia inusual, por desgracia de todos nosotros y torpeza extrema de nuestros medios para demostrar el cariño que nos profesamos. Pero más allá de todo esto, la Navidad es, por regla general, el primer reencuentro de todos los Erasmus con sus antiguas vidas. La vuelta a casa más dulce y tierna posible.
Fotografía obtenida de Google imágenes
No se trata sólo de regresar a ver a los amigos, familia o en el caso de los más afortunados, a las parejas, no se trata sólo de lo que nuestras seres queridos nos hacen sentir, se trata más bien de cómo nos sentimos nosotros mismos cuando tenemos la sensación de estar en casa. El Erasmus te cambia: cambia tus gustos para reformarlos gracias al mestizaje y al intercambio cultural que experimentamos con la gente que nos rodea; cambia nuestra forma de pensar, normalmente acercándonos más a un punto de vista más alejado del problema que nos aporte una visión objetiva (fruto de las miles conversaciones de cafés o copas con amigos de todas partes del mundo que nos hacen darnos cuenta de los mil enfoques con los que podemos juzgar la vida misma).
Fotografía obtenida de Google imágenes
Pero por encima de todo, el Erasmus cambia tu sistema de valores. Ahora descubres que no es tan importante lo que recibimos, sino lo que damos y cómo cambiamos la vida de las personas que amamos con nuestras muestras de cariño. No esperamos una sorpresa, sino sorprender nosotros al resto para hacer de un día cualquiera un día especial.
Te das cuenta que en tan solo tres meses has crecido, has madurado, ya no piensas tanto en ti. Ahora la familia es más importante que nunca. Estar lejos te hace echar de menos, darte cuenta de cómo de importante es una persona en tu vida, y por qué no decirlo, llevarte alguna decepción de quien menos te lo esperabas, pero mejor antes que más tarde, porque eso te hará crecer aún más, mucho más que aquel que te falló, y te hará más fuerte, más maduro, más humano. Por eso la Navidad no es sólo para los Erasmus la época de volver a casa y estar en familia, es el momento de mostrar nuestra nueva mejor versión de nosotros mismos.
¡Felices fiestas!